Nacido el 30 de septiembre de 1939 en Añasco, Puerto Rico.
El cantante Alfonso Vélez Iturrino ganó notoriedad en el pentagrama popular cuando en la Navidad de 1973 lanzó al mercado un disco que se convertiría en un clásico inmediato. La luz, tema del folklore boricua con letra humorística narraba las peripecias de un hombre que cada vez que encendía una vela venía la brisa y & fua& se la apagaba.
Aquel grito de fua se convirtió en una expresión de moda. Y su canción no sólo alcanzó el primer lugar de las listas de dicha temporada navideña, sino también fue adoptada por el simbólico gato del canal 4 de Wapa Televisión en las promociones de la estación así fue utilizado como título de la legendaria obra de Carlos Ferrari Puerto Rico fua un año más tarde.
Sin embargo, la carrera de Alfonso Vélez no comenzó con ese golpe de suerte. Mucho menos su vida había sido un camino de rosas antes de alcanzar la fama con su legendario tema musical.
Si bien su madre lo había abandonado en los años de su niñez, el núcleo familiar en sus primeros días de formación se circunscribió a su progenitor y a sus cuatro hermanos. En aquel Puerto Rico rural de la década de 1950, ayudó a su padre limpiando zapatos, vendiendo pasteles, cortando caña y arando los campos con yuntas de bueyes.
Fue en los años de adolescencia, en el barrio Miraflores de Añasco, que el entonces joven de 13 años comenzó a incursionar en la música popular. Concentrándose en la trova jíbara, Alfonso hizo sus primeros asomos al son del cantar campesino. Cuatro años más tarde Alfonso se radicó en Nueva York, donde recorrió una amplia gama de trabajos disponibles en la época para los emigrantes boricuas. Lavó platos, sembró cebollas y estudió en un centro vocacional.
Con los ahorros generados, Alfonso fue grabado sus propios discos. Y sin dejar sus inquietudes artísticas de un lado, el emprendedor Jíbaro de Añasco añadió a su repertorio campesino otros géneros populares como la balada y el bolero.
Así, antes que La luz lo llevara al estrellato, el artista ya había grabado unas seis producciones discográficas de larga duración. En ellas ya se veía despuntar su humor y su sentido de la observación abordando géneros como el bolero, la guaracha y el merengue. Su debut discográfico se dio en 1961 con Yomo Toro grabando el tema La ingrata que se fue. Pero un año más tarde Mi humilde carta le daría su primer gran éxito en las ondas de la radio hispana.
En aquella primera cosecha se encontraban canciones románticas como Cualquiera diría y Recordatorio, así como le había dedicado dos temas al pueblo de Rincón. Pero igualmente dos de sus entre primeras seis producciones fueron dedicadas completamente a la trova campesina.
En la Gran Urbe Vélez llegó a actuar en centros nocturnos, teatros del circuito latino y programas de televisión. Igualmente estudió composición musical en el Instituto de las Artes Televisivas de Nueva York. Tras nueve años de residencia en el Norte, Alfonso Vélez regresó al lar nativo, estableciéndose en 1969 en el barrio Pozo Hondo, cerca del pueblo de Añasco.
Poco tardó el cantante el tener en sus manos la canción que le daría un giro total a su carrera musical. La inspiración surgió de su sentido de observación en una noche en la que unos jíbaros jugaban barajas a la luz de una botella de gas con mechón de papel. La brisa insistentemente les apagaba la pequeña llama lo que produjo los versos de su canción.
En la Navidad de 1973 el Fua vino a coronar su labor el campo musical haciéndole ganador de un Disco de Oro, por sus respetables ventas. Y fue también el tema que en lo sucesivo le ganó decenas de intérpretes como fueron El Gran Combo de Puerto Rico y el internacional Marco Antonio Muñiz, entre otros. Esto sin obviar que es éste uno de los temas obligados en el cancionero parrandero de los puertorriqueños.
Tras este logro, El Jíbaro de Añasco como es conocido en el ambiente musical se anotó nuevos aciertos en la industria discográfica. Su Wepa, wepa, wepa le ganó acceso a las ondas en la Navidad de 1974. Y un año más tarde se anotó otro acierto con El camello que no pasó inspección.
Ciertamente, la década de 1970, en la que se concentraron estos éxitos musicales que editó el sello Velvet, ilustran los años en que la música jíbara estaba encasillada mayormente en la temporada navideña. Y en esta época específica los jíbaros competían por la preferencia popular con temas mayormente humorísticos siendo encasillados y limitados por la industria discográfica.
Tras las altas y bajas del mundo del disco, el embate de las corrientes de moda y la competencia discográfica, Alfonso Vélez permaneció activo en la industria lanzando sus propias producciones. Década a década, las grabaciones de El Jibaro de Añasco han sido distribuidas en el mercado encontrándose entre ellas El Fua dejó de beber y está celebrando (2006) y Somos uno en Navidad con el cantante Nino Segarra.
Al llegar a l segunda década del siglo XXI el cantante ya contaba con más de 50 producciones en su discografía. A tono con la industria independiente, en 2012 Alfonso Vélez editó un nuevo disco así como colaboró también con la producción de Decimanía, Fiesta navideña.
Si bien Vélez se ha mantenido activo en el campo musical, en su quehacer cotidiano no se ha limitado únicamente al arte. De ahí que, a tono con sus raíces emprendedoras, por 33 años se desempeño como porteador público de la línea San Antonio que cubre la ruta de Añasco a Mayaguez. Esto sin obviar que desde 1998 produce el programa radial sabatino Atardecer con el fua.
Name Vars
- A. Vélez
- Alfonso Vélez
- Velez Alfonso