Darwin, el cantante empresario de la nostalgia
Cantante organiza conciertos para emigrantes
Yo esperaré, tú cambiarás, y nuevamente mi vida empezará.... Basta escuchar estas frases para recordar al cantante Darwin Regalado, conocido simplemente como Darwin.
Su época de oro coincidió con aquella en que la música romántica bordeaba el fanatismo en Ecuador. Cuando las adolescentes llenaban los estadios y eran capaces de sortear múltiples obstáculos, incluyendo la seguridad, para acercarse a sus cantantes favoritos.
Era la década del 80. Darwin, quien hoy tiene 50 años y cinco hijos, recuerda que el tema Yo esperaré, tú cambiarás no le gustó al principio porque solo lo escuchó con el acompañamiento de guitarra, pero quedó convencido cuando se incluyó el acordeón.
Después la canción se constituyó en éxito en Ecuador y Colombia. En el país vecino vendió más de dos millones de copias del disco. Recuerda que le pusieron como sobrenombre Mr. Semáforo, porque una radio popularizó la expresión risible: ¿Qué le dice el bus al semáforo? Yo esperaré, tú cambiarás.
Otras de las canciones que pegaron son Volver y Olvidarte nunca.
La primera vez que cantó en público fue en la hora social de su escuela, en el cantón Valencia, de la provincia de Los Ríos, donde residió su familia una temporada.
El tema que interpretó a los 7 años fue el pasillo Chorritos de luz y sus compañeritos lo aplaudieron tanto que su maestra elogió su talento.
En ese tiempo y hasta los 18 años cuando acudió al Registro Civil a solicitar la cédula de ciudadanía no se enteró que su nombre verdadero era Erwin.
El deseo de su madre era llamarlo Darwin, pero su padre lo inscribió secretamente.
Nadie en la familia lo supo a tal punto que en la escuela lo matriculaban como Darwin.
Cuando tuvo 23 años e iba a grabar su primer disco, al gerente de Ifesa, Enrique Márquez de la Plata, le pareció más artístico Darwin y se quedó con ese nombre.
¿A qué se dedica ahora? Como él mismo dice explota la época de oro. Viaja a EE.UU. y hace presentaciones en diferentes ciudades. En 1998 reeditó catorce de sus éxitos.
Sus espectáculos están dirigidos a los emigrantes ecuatorianos, que llenos de nostalgia lloran con su música.
Los compatriotas le comparten cómo se enamoraron con sus canciones o detalles de cuando estaban con sus familias en Ecuador.
Al sur de la ciudad, en su casa de la ciudadela Los Esteros, tiene un pequeño estudio de producción.
Aunque viaja constantemente fuera del país y tiene contacto con emigrantes, este lojano dice que no está dispuesto a abandonar la ciudad que lo acogió desde los 20 años (AA).